Cazurreando

CAZURREOS IV

 

  • Los números se disparan. Si en el primer texto que envié critiqué los números de Borja Jiménez en el banquillo, es justo ahora valorar (y alabar) lo que ha hecho su equipo en las últimas cinco citas en las que no conoce la derrota. Tres victorias y dos empates han catapultado al cuadro del abulense hacia puestos muy nobles, limitando el playoff y con la ilusión en la grada, en el club y en la plantilla.
  • Lo de Marc Martínez, encomiable. La llegada del polaco anticipaba una suplencia que muchos leían. En estos casos, suelen llegar con cláusulas asociadas que penalizan los partidos no disputados, pero Borja ha mantenido a un meta que, si sumamos, ha dado más puntos al equipo con sus intervenciones que los goleadores con sus goles. Su actuación hasta la fecha, con tres partidos sin encajar, está siendo de lo más destacado en las porterías de la categoría de plata. Lo que no se entiende es que haya tenido que cumplir 30 años para debutar en el profesionalismo más puro.
  • Jurado, el valladar. Si hay alguien que, de momento, se está mostrando insustituible más allá de los focos habituales que rodean a Rubén Castro, es el sevillano José Ángel Jurado. De ser uno de los proscritos, a sentirse fundamental en el eje del equipo. Y Borja se dio cuenta dándole entrada. Es el canterano bético un jugador que, como el lema de RAE, limpia (el juego), fija (al rival) y da esplendor (a su equipo).
  • Carrasquilla, se sube al carro… de los goleadores cuando se suelta. El gol que marca es de esos que debería salir de forma continua en cualquier resumen. No solo la brillante definición es todo lo destacable. Sale enchufado para disfrutar los minutos de la basura y termina dando lustre a un partido que necesitaba de su guinda para una aclamación evidente.
  • Sin discusión de Rubén Castro. Se pudo discutir su salario, su edad, su peinado, hasta sus tatuajes… pero discutir su calidad y, sobre todo, su profesionalidad es para ineptos. Echando la vista atrás, le asemejo al retiro dorada de hace una década de Víctor Fernández. Llegaba para dar sus últimos coletazos y vaya sí los dio. Hoy por hoy, su presencia asusta. Verle aparecer por el área, moverse buscando desmarques, rompe los dibujos de cualquier rival. La manida frase del vino y la edad no es cierta. El canario es como el whisky, y cuantos más grados y más edad, más inteligencia.
  • El Girona, estación de paso. Exceptuando el choque con los catalanes de esta semana, el resto del calendario inmediato de los albinegros debería de ser entre asequible y sencillo. Y lo digo por los números y la tabla. Hoy por hoy, la dinámica de los cartageneros debe asustar a cualquier rival que pretenda acercarse por el Cartagonova. Y vienen dos seguidos, seis puntos que pueden ser un colchón de tranquilidad importante para tomarse las cosas con descanso.
  • No Elady, No Party. Soy de los que defienden y defenderán a Elady por encima de todo, hasta del escudo, quizás porque es parte de él, y lo fue cuando dio tanto y le dieron tanto. Hasta en el equipo actual siempre el mío sería el Sr. Zorrilla y diez más. Porque es de esos jugadores que siempre ofertan algo, que siempre saben liarla y cómo hacerlo. Quizás el descanso de esta última semana haya sido para dosificar, pero un tipo que ha recogido olivas y que ahora saborea la élite es un tipo en el que hay que confiar. Porque no es lo mismo venir del barro y desde el barro que haber amanecido siempre en canteras de equipos de élite.