Gaceta Cartagonova: No más pifias en el Estadio
EL mercado de invierno está a punto de abrir sus puertas y es bien sabido que casi todos los clubes, especialmente los que no ven cumplidos sus propósitos iniciales, están deseando acudir a él; aunque es bien sabido que no suele ser la solución a los problemas que ha generado la competición. Y en Cartagena podemos dar fe de ello.
Que yo tenga constancia de poco le ha servido en los últimos años. Como muestra un botón, mirando en el espejo de la pasada temporada. El Efesé acabó líder la primera vuelta con 40 puntos. Y despidió a Fernando Rico, Hevia, Quintana, Ortiz y llegaron German, Isi Ros, Llorente, Artiles, Juan A. Ros. De los cuales no renovó ninguno.
El Cartagena acabó cuarto y sufriendo, sumando solo 25 puntos, 15 menos que en la primer vuelta. Advertí que lo que funciona no se toca, pero no me hicieron caso. Esta temporada, por contra sí recomendaría unos pequeños retoques.
Posiblemente daría tres o cuatro bajas, pero como no es fácil acertar con los refuerzos, apostaría por afinar bien. Un centrocampista de creación, un extremo a ser posible zurdo y un delantero centro, porque en el resto de posiciones Alberto Monteagudo dispone de mimbres suficientes para terminar un buen cesto.
¿Cuáles son los inconvenientes del mercado invernal?
La respuesta es sencilla. Que todos los equipos buscan lo mismo y aunque Cartagena es una plaza apetecible, ya lo decía Quevedo, “poderoso caballero es don dinero” y tanto en el grupo IV como en el resto hay equipos más generosos o que le importa poco endeudarse.
Y salvo honrosas excepciones, siempre las hay, los futbolistas no entienden de proyectos y sí de pasta. Y tanto tienes, tanto vales.
El otro gran inconveniente es la llegada de miembros nuevos, cuya adaptación al grupo no suele ser fácil, sobre todo si el jugador en cuestión llega de un equipo superior y con pocas horas de vuelo. Y no digamos si viene del extranjero. Entonces, apaga y vámonos.
En definitiva, apuesto por tres refuerzos, pero sí no han de mejorar lo que hay en casa, mejor nos apañamos y que sea lo que Dios quiera.